Como ocurre habitualmente, las tarariras comienzan a comer vorazmente
todo lo que pasa delante de ellas después del desove, juntando energía
para lo que será su letargo invernal. La altura del río hace que sigan
anegados muchos campos, y en ellos las tarariras encuentren un ambiente
ideal para estar. Las hay, muchas y de todos los tamaños, para pescarlas
tanto con artificiales como con carnada. Esta semana la variada a
mermado un poco, talvez por el cambio climático, al igual que el dorado,
que sigue estando inestable. Para obtener buenos "tigres de los ríos"
hay que dedicarse exclusivamente a ellos y ser insistente, tanto con
carnada al golpe, como con señuelos, incluso en la modalidad trolling.
Mientras la temperatura está volviendo a sus niveles habituales para la
época, y el agua se está "acomodando", es un buen momento para los
"TARUCHEROS DE LEY", esos que pasan todo el día tirando señuelos, que
les gusta caminar los bañados, esos que vienen en busca de las tan
combatibas "tarus rosarinas"...
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